Naves espaciales

En el Cosmos podemos encontrar diferentes naves espaciales, todas ellas con funciones y formas diferentes, según la época del año o el color de las hojas de los árboles. Muchas naves están especializadas en reconocer a la gente triste y pasarle un escaner para analizar sus malestares, otras proveen de comida chatarra a niños fofos y morochos.

Existen ciertas naves llamadas "de batalla" por alguna extraña y arcaica razón, que tenían la característica de no portar ningún tipo de arma de fuego, ni blanca, ni negra. Llevaban desamor, pereza, sufrimiento. Muchas veces, en los tiempos del Pato Donald, estas naves encontraron sus adversarios en las naves denominadas "acolchonadas" por extrañas razones llamadas así desde luego, pues en el Cosmos no hay razones sencillas ni ordinarias. En el momento de choque de ambas naves, usualmente resultaba muerta cierta porción de la vegetación de algún planeta que por mala suerte orbitaba por la zona, haciendo caso omiso a los carteles de advertencia.

El combate empezaba cuando las Acolchonadas desprendían de su caparazón unas almohadas de algodón de azucar y las enviaban a los hurones ubicados en la parte inferior de las De Batalla, quienes confundidos por el aroma a vainilla y los fuertes colores rosados del algodón de azucar, empezaban a comerlos y se indigestaban. Es allí cuando la capitana de la nave batalladora se pone de los pelos y empieza a dar vueltas por la escotilla. Luego de la señal de guerra de la capitana, muchos hurones atrapados en burbujas de jabón se dirigen hacia las naves Acolchonadas para conversar sobre por qué el mundo era tan gris, ni blanco, ni negro. Todas las explicaciones eran realmente extrañas, cómo esperar algo diferente de aquella extraña batalla en el Cosmos.

Es entonces cuando la capitana de las Acolchonadas se recuesta en su colchón de agua ubicado en la parte superior de la nave, y empieza a hacer un ángel con el cuerpo, con los restos de la tripulación que habían sido calcinados vivos después de los intensos monólogos de los hurones.

Cuando ya no quedaron más tripulantes, los hurones se dirigieron al colchón de la capitana Acolchonada. Pero vieron que era tan feliz haciendo angeles de las cenizas... que se echaron a llorar. Sus lágrimas de real dolor por el vacío que sentían, hicieron que los tripulantes muertos volvieran a la vida, renovados, alegres, mojados claramente. Los hurones estuvieron a punto de ahogarse en sus lágrimas, pero el llanto cesó cuando la capitana de la nave De Batalla se ahogó primero.

No muchos testigos hay de esta batalla, muchos dicen que es sólo una leyenda cósmica. Pero... ¿qué es la historia sino leyendas cósmicas?

Empieza la batalla de las naves espaciales que atraviesan el cosmos silenciosamente, ruidosamente, suave y agresivamente. Con la mente ni en blanco, ni en negro, buscando planetas para colonizar, para destruir o para amar.